Tu bolso acumula más gérmenes que el WC de tu casa

Según el diccionario de la RAE, bolso es “aquella bolsa de mano generalmente pequeña, de cuero, tela u otras materias, provista de cierre y frecuentemente de asa, usada especialmente por las mujeres para llevar dinero, documentos, objetos de uso personal, etc.” Amigas, ahí está la clave de nuestros problemas: ese etcétera final es el responsable de que se nos haya ido de las manos cargar el bolso con todo tipo de cachivaches que nadie sabe en qué momento se han convertido en artículos de primera necesidad. 

Hemos pasado de llevar un poco de cacao para los labios o un espejito para atusarnos el pelo, a montarnos un kit completo de productos de higiene personal: desodorante, maquillaje, cepillo de dientes, toallitas húmedas y, por qué no, crema para los pies. Claro, porque lo normal es que en algún momento del día te descalces en medio del metro para hidratarte las plantas.

A esto se le suma el botiquín ambulante. Vamos a ver, es apropiado llevar un par de tiritas por si nos roza un zapato e incluso un paracetamol por si nos da un repentino dolor de cabeza, pero he visto mujeres a las que solo les faltaba la manta térmica de accidentes en carretera para tener el equipo completo de primeros auxilios. Muy bien, si vas a ir preparada para todo recuerda también echar el Reflex para la contractura que se está generando en el hombro. Esa va a doler.   

Ahora en verano no faltan las gafas de sol –aunque en realidad llevan ahí metidas desde el mes de diciembre–, el abanico por si nos dan los calores, una chaqueta por si se levanta fresco, el gorrito por si se nubla y llueve, un fular que siempre te salva de cualquier inclemencia térmica y unas bailarinas por si te hacen daño los zapatos de tacón. Esto... ¿y qué tal si salimos de casa ataviadas con las cosas que nos hacen falta en lugar de llevar colgado al hombro el mercadillo ambulante?     

Por supuesto la cartera, que cuanto más grande mejor. Incluso hay monederos de mayor tamaño que los bolsos de mano. ¿Culparlas a ellas de tener que hacerte con una bolso big size? No, tal vez deberías plantearte si necesitas llevar siempre a mano la tarjeta de la biblioteca del instituto, los veinte tickets de las últimas compras que has hecho, las fotos carné de toda tu familia –incluidos los hijos de tu vecina que son 'tan majos'–, todas las monedas de recuerdo de tus viajes por el mundo y los cupones descuento caducados que cada vez que ves piensas 'uy, los tengo que tirar'. 

Vamos por la vida cargando con kilos y kilos de cosas de las que no solo tenemos un duplicado en nuestras casas, sino que no las utilizamos ni cuando llegamos allí. En serio, la muestra de crema de avellanas y vainilla para los padrastros puede que haga el mismo efecto que la hidratante de manos de camomila. No eres una trotamundos y tarde o temprano volverás a tu hogar sin necesidad de llevarte medio estante del baño a cuestas contigo. Hay casos en los que cuando se coloca el bolso en el asiento del copiloto, el coche empieza a pitar para avisar de que su acompañante inerte no lleva puesto el cinturón. Espera, porque el vehículo no se equivoca: en tu bolso hay vida.

“Los bolsos están en constante contacto con las manos y con toda clase de superficies por lo que las posibilidades de transferirles gérmenes es muy alta, además de que no se limpian con demasiada frecuencia”, explicaba Peter Barratt, autor de la investigación. 

Como recomienda el doctor Thomas Steinemann, portavoz de la Academia Americana de Oftalmología, debemos tirar los tubos de maquillaje tres meses después de haberlos abierto: “Cada vez que usas el rímel estás llevando gérmenes a tus pestañas y estás contaminando el cepillo con aún más bacterias, para luego sumergirlas en un entorno húmedo que además favorece su crecimiento”, asegura el experto. 

Timothy Julian, estudiante de la Universidad de Stanford y autor del estudio, subraya que cerca de un 30% de los patógenos que almacena un móvil van a parar a los dedos de los usuarios. Y de ahí al bolso y a su contenido. Al margen de lo que lleves dentro, los expertos advierten que son especialmente peligrosos aquellos elaborados con materiales esponjosos y porosos ya que se convierten en el lugar ideal para que se instalen gérmenes de todo tipo. Qué bonito tu bolso de piel, ¿verdad? Acuérdate de limpiarlo a menudo porque, según los investigadores, son los que más bacterias suelen acumular.

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